El poder de las voces femeninas en Chicas Muertas
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo
que puedas imponer a la libertad de mi mente”.
Virginia Woolf.
A partir de la compleja situación social y cultural que ha vivido la mujer a lo largo de la historia, se pueden identificar algunos pensamientos feministas que teóricamente han logrado apoyar desde la posición de muchas víctimas, las experiencias que las han llevado a silenciar solo por el hecho de ser mujer.
“Ella duerme, eterna, está intacta, absolutamente impotente. Él no duda de que ella lo espera desde siempre”(Cixous, 1937, p.6), partiendo de la anterior premisa presentada por Helene Cixous, se puede destacar que su pensamiento teórico feminista radicaba en identificar críticamente la posición que ocupa la mujer en un mundo que desde su naturaleza la ha condicionado y configurado a su manera. Por otra parte, Elaine Showalter propone un acercamiento mucho más profundo a lo que ha significado la mente de la mujer como escritora, desde los muchos puntos de vista que se pueden encontrar en las ramas del naciente conocimiento científico y ha encontrado en la Ginocrítica lo que implica esta diferenciación biológica y psicoanalítica entre ambos géneros. Por consiguiente, estas son las postuladas teóricas que se tomarán como referente en el proceso analítico de la obra literaria Chicas Muertas, publicada por la escritora argentina Selva Almada en 2014.
Desde una perspectiva textual sobre la novela, la autora se refiere a una historia en la que busca ir más allá del impacto y dolor de esta realidad; enfatiza en su esencia narrativa, partiendo de sus vivencias, para llevarlas a la escritura de un texto más crítico, pero con tonos grises de no-ficción. El continuo proceso literario da como resultado la creación de un relato que gira en torno al asesinato de tres mujeres jóvenes en zonas provincianas e internas del país en los años 80, los cuales no llamaron atención de la prensa y tampoco fueron aclarados por la justicia. Por esta razón, lo que más resalta Cixous que se debe confrontar es la eliminación de las fronteras entre los géneros, esto sin embargo, ha dejado una lucha social ante la permanencia de un apego a la consideración de la inferioridad de género.
En la crítica feminista, Elaine Showalter se mantienen firme en los cambios que traen consigo las diferentes épocas y como la escritura por parte de la mujer se ha convertido en referente de dos ámbitos, cuerpo y mente, como cita: “Para vivir una vida plenamente humana, necesitamos no solo controlar nuestros cuerpos [...] debemos tocar la unidad y la resonancia de nuestra cualidad física, el territorio corporal de nuestra inteligencia”(1941, p. 389).
Lo que más radica en la obra es el cambio de voces en el relato, puesto que es rápido, esto lleva a conocer muchos casos de femicidio que llegan a los oídos de la protagonista, pero los que más siente como anécdotas son los que sus familiares cercanos le cuentan. En contraste, logra tener más presente tres casos tan parecidos, pero a la vez diferenciados por el tiempo y los acontecimientos, primero es el de Andrea Danne, quien tenía 19 años cuando fue apuñalada en su habitación mientras dormía, lo más extraño es que no se logra saber quien la asesinó: “Muchas veces hablaron sobre el crimen de Andrea.[...] ¿cómo pudo el asesino entrar a la casa, matar a la chica, tomarse el tiempo de acomodar el cuerpo al punto de que pareciera dormida y volver a salir? (Almada, 2014, p. 137).
La joven nacida se convierte en un referente biológico y psicosexual en el que se escucha más la voz de la madre, pero Cixous encuentra la significancia en la cadena de oposiciones binarias, en la rima de la medusa, lo que se resumió en opuestos duales jerarquizados. La multiplicidad de generación venidera, encaminó la necesidad de presentar antecedentes que según Showalter resaltaron la cultura de la mujer empoderada, unida, capaz de alcanzar la liberación intelectual y expresiva.
Para continuar con su papel protagónico, la autora se posiciona en algunas partes narrando desde su propia experiencia como mujer, escritora e investigadora, representando como su vida se conectaba con aquellas a las que tanto quería conocer, esas mujeres que habían muerto y que ahora solo estaban en su memoria. María Luisa Quevedo fue otra de las víctimas, ella tenía 15 años en el 83´ cuando fue llevada voluntariamente a lo que sería su violación, para después ser estrangulada y asesinada, dejando solamente una larga desaparición que dio como resultado interrogante sobre la aparición del cuerpo de una joven arrojado a las profundidades del olvido y la indiferencia.
Es preciso mencionar que al haber una amplia conexión entre la vida de la autora y la historia, ella utiliza recursos que caracterizan a su país, pues allí el pensamiento mágico convive con la realidad, por esto en la historia hay una vidente, La Señora, a quien consulta sobre las chicas muertas. La intervención es incesante, en su búsqueda por encontrar respuestas muchos años después de lo sucedido, mientras que se conectan los sucesos en sus memorias y se narran en su tiempo respectivo. Sarita Mundín, es otra de las jóvenes que es asesinada, su cuerpo desnudo aparece a orillas del río Ctalamochita, sin embargo, tras algunas investigaciones, llegan a considerar la posibilidad de que podría estar viva o muerta y de que los restos encontrados eran solo de otra víctima de su “naturaleza”.
En estos casos, los cuentos vuelven a repetirse, érase una vez… y otra vez…, hasta que vuelve a aparecer otra bella durmiente muerta, su trayecto se torna constantemente distante, obligatorio y limitante. La conciencia, conductas y sentido comunitario forjan los movimientos sociales, pero nadie puede reducir las consecuencias de las estructuras dominantes, producto de una decadente tradición, es de considerar que: “La historia debe incluir un relato de la experiencia femenina a través del tiempo y debiera incluir el desarrollo de una conciencia feminista como un aspecto esencial del pasado de las mujeres”(Showalter, 1941, p.398).
Para finalizar, se toman muchos elementos que giran en torno a la novela Chicas Muertas de Selva Almada, pero mucho más los llamados y los recuerdos de quienes dan voz a todas aquellas que ya no están y a las que aún siguen presente. Es imprescindible mencionar que tanto en cada país como en Latinoamérica es muy difícil ser mujer, sobre todo ser pobre y además de eso ser afrodescendiente; en los tres casos de femicidio muestran claramente cómo significan tan poco los asesinatos de mujeres y más si son pobres. Aunque con el pasar de los años se han logrado vincular instituciones judiciales, educativas y de seguridad, las mujeres aún siguen sintiéndose inseguras; después con la llegada de las nuevas tecnologías y medios de comunicación el mensaje del pensamiento feminista es más radical porque llega rápido a muchas partes, aun así no es suficiente para no sentir inseguridad al ser mujer.
Está muy demostrado que la violencia contra las niñas, jóvenes y mujeres de la sociedad se halla medida por una sociedad patriarcal y misógina, donde estos casos son pasados de largo o como situaciones normales, cuando lo que más debería posicionarse con fuerza es el respeto, la igualdad y la justicia, mientras se mantiene la esperanza en la comunicación y enseñanza de que antes de pertenecer a un género, se es humano.
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Nota de la autora:
Hola a todos, gracias por continuar leyendo mis escritos, espero que los estén disfrutando. Tengo algunas redes sociales relacionadas con la lectura, aquí encuentran reseñas, información sobre libros, novelas, películas, series, relatos y avisos sobre mis nuevos escritos (en la descripción están los enlaces directos).
Espero que comenten que les parece la historia, le den amor y si tienen preguntas estaré atenta para responderlas.
Disfruta de la lectura en mi universo de letras.
Y.J. Riveros.
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