La comunicación y su impacto en las formas de volver a casa
En diversos contextos de la sociedad, se pueden encontrar varias personas y situaciones que, dependiendo de su papel en ese momento determinado, influyen de muchas maneras, a través de sus acciones comunicativas, en el cuestionamiento del pensamiento social.
A partir de las lecturas realizadas diariamente, se involucran procesos para reconocer varias formas de regresar a casa, relacionando cada historia con eventos de la vida propia, que invitan a recordar aquello que motiva a cuestionarse sobre lo que ya sea cultural o socialmente se debe aceptar. En ese momento, todos los involucrados tienen un rol que cumplir, en este caso, la literatura hace un llamado significativo para interpretar a través de las propias experiencias, la humanidad que el autor representa en sus escritos, pero sobre todo, la constante lucha que todos los días está allí presente, en el intento de lograr salvar el propio pensamiento.
Las relaciones sociales, que con el tiempo se hacen cada vez más influyentes en la toma de decisiones, colocan en juego varios factores como: la moral, el individualismo, la restricción, la imposición, entre otras. Lo cual conduce, a un continuo circuito comunicativo, en el que cada partícipe actúa de acuerdo a su intencionalidad y objetividad, efectuándose por supuesto, de acuerdo al medio y a los códigos que el receptor comunica a su destinatario. Sin más, es evidente como continuamente hay un proceso comunicativo con intenciones de imposición sociocultural por parte de todos, comenzando con el líder supremo Pinochet de la dictadura militar chilena, a la sociedad, está a las familias, estás a los padres y estos a sus hijos y estos entre ellos continuamente. Pero sin olvidar, que, al igual, cada expresión comunicativa lleva a una consecución vivencial, como lo fue la relación entre Claudia y el protagonista (Zambra en su infancia), en las que, cada imagen simbólica o representativa podía conducir a un despertar manifestativo. En este rescate de la memoria, se logra aprender de las acciones, las actitudes y palabras de los adultos, ya que para los niños, buscar la verdad era como un juego detectivesco que desapareció en un instante.
Por su parte, este circuito repetitivo que a pesar de no poderse detallar, lograba efectuar de cierta manera un cambio radical, ya fuera correcto o cuestionado. Al momento de percibirlo, no se tiene presente, porque el tiempo y el espacio de cada generación definen de forma relativa como va a ser utilizado aquello que ocurre alrededor, es decir, las situaciones que como: la dictadura, terremotos, castigos, indiferencias, prejuicios o inseguridades, llevaran a los participantes a manejar su lenguaje de forma cotidiana.
Sin olvidar, que este va conectado a la información que se captura de lo que ocurre alrededor, en este caso, el régimen dictatorial establecido en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, y por extensión al período de la historia chilena en el que dicho gobierno estuvo vigente. Así que, desde otra perspectiva, los adultos mostraron una actitud cambiante, en la que se negaban lo que sucedió o podría llegar a ser, como lo fueron aquellas imágenes que se vivieron en el colegio con obras como la de Madame Bovary, al compararla con las revoluciones y situaciones con las que podían identificarse gracias a la literatura. Ya que el escritor, seguía escribiendo con base en su infancia y a ese pasado que, aunque era clásico o antiguo, sirvió como base de muchas nuevas formas de escribir al recordar leyendo.
En este caso, el resultado de las acciones y relaciones que los hijos establecen con su entorno, son la consecuencia de los efectos que los padres dejan en ellos. Tal vez para Augusto Pinochet, la única manera de transmitir lo que pensaba era enfocado en su carácter militar, por tal razón, el nuevo régimen se caracterizó por ser un modelo autoritario, establecido sobre principios emanados de la extrema derecha, tales como: el anticomunismo, la prohibición legal de los partidos políticos, la prohibición de los sindicatos, la limitación de la libertad de expresión, la disolución del Congreso Nacional y la carencia de democracia.
Lo anteriormente mencionado, se reconoció en las sistemáticas violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura, que registraron al menos 28. 259 víctimas de prisión política y tortura, 2.298 ejecutados y 1.209 detenidos desaparecidos. Siendo, no solo, el resultado del despertar de un pueblo cansado de las injusticias, sino también las inseguridades que muchos padres dejaron en sus hijos, esas que le provocaron al escritor no confiar en lo que él suponía, sino retener y resguardar en el lugar más seguro como su casa o las personas cercanas, el camino que lo hacía regresar. Fue así, como los hechos de la infancia marcaron de forma relativa la creación de una imagen que permite la continua creación de la historia, siendo el recuerdo de las palabras lo que llevó a Zambra a seguir reflexionando sobre los estilos de automóvil que tuvo su padre, y las novelas que su madre ahora leía, porque precisamente, todos esos repentinos cuestionamientos eran los que lo acercaban un poco más a ellos.
En conclusión, es muy evidente como se cuestionan varios puntos muy repetitivos, pues cada decisión, como ya se mencionó, conlleva un desequilibrio entre lo que se defiende como correcto y lo que no. Así que, es complejo reconstruir o corregir lo que la memoria de la historia ha dejado, sin embargo, es necesario reconocer estos hechos que marcan no solo al entorno social, sino también a las familias y a sus generaciones venideras, por lo tanto, es evidente que afectan en todos los sentidos a la búsqueda incesante que puede desvirtuar los actos del habla. En consecuencia, regresar a casa le permite al lector, al escritor y a la sociedad, sanar con palabras los recuerdos que impulsan a darse la oportunidad de construir la escritura de una nueva historia.
Bienvenidos a mi universo letrado.
Y.J. Riveros.
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