“La poesía no tiene tiempo, el que la lee, la rescata, la hace presente
y luego la regresa a su eternidad”.
Cieri, 1954.
“Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás”(Storni, v.1-2), partiendo de esta antítesis del poema ¡Adiós!, se puede decir que son muchos los poetas que han reflexionado sobre aquellos momentos, cosas y personas que se desvanecen con el pasar del tiempo (fenómeno métrico y secuencial), el cual pasa por la vida como el suceso más imparable e invencible. De esta manera, a través de la palabra y el lenguaje figurativo, la construcción de versos armónicos, pintados con tonos sublimes y símbolos encantadores, manifiestan en todas sus añoranzas la soledad y la tristeza de un alma femenina desencantada de la vida por su unión con la muerte, tanto como ella misma, a la pasión hacia el hombre que nunca corresponderá como ella quiere a sus afectos. Recursos y sentimientos que se analizaran en los poemas: ¡Adiós!, y Tú, que nunca serás, de la poetisa modernista argentina, Alfonsina Storni, publicados entre los años 1916 y 1934.

Desde un punto de vista más abstracto pueden llegar a comprenderse los poemas de Storni, sobre todo al reconocerse en su estilo poético, la utilización de rasgos vanguardistas y recursos como el soneto; según Alberto Acereda (2005), la obra de Storni es una defensa a la libertad artística e individual. Afirma que sus letras muestran a una excelente poeta del amor, una mujer luchadora por la igualdad femenina, expresando así en Tú, que nunca serás, la intención de percibir ambas posiciones en la relación sentimental establecida: “Sábado fue, y capricho, el beso dado, capricho de varón, audaz y fino, más fue dulce el capricho masculino”(Storni, v.1-2). Sus poemas se mueven con un ritmo melancólico, para absorber en su devenir las lamentaciones de lo imposible, de lo que nunca será: “Ah, me resisto, más me tiene toda, tú, que nunca serás del todo mío”(Storni, v. 13-14). Ambas métricas, aunque diferentes - la del primer poema con veinticuatro y la del otro con catorce versos-, se toman de la mano para poder llevar al relato melodioso, desde sus primeros momentos, hacia un estado de jamás terminar.
Ahora bien, se puede encontrar en la historia de ¡Adiós!, un espacio para descubrir aquellas cosas que son inevitables, como la vejez o la muerte, inclusive después menciona la llegada de la tristeza que puede llevar a provocar un estado de soledad: “¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad!”(Storni, v. 11-12), detallando a la vez un pesimismo ante aquello que ya no se puede recuperar, pues el pasado se ha convertido ahora en su hogar. O quizá en este verso: “¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas!”(Storni, v.13); en el que la repetición puede ser el remo que conduce a identificar en medio de la tempestad los recuerdos, acciones o vivencias marchitas que la desesperanza ha evocado, sobre todo en estos momentos de despedida. Pero además, al encontrar la figura de geminación en: los días, que triste, las cosas, llagas, adiós e incluso al reconocer la personificación en lo eterno que sería el “polvo” y aliteración en su primera letra, sin descuidar la paronomasia: -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!... ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte!”(Storni, v.17-18), solicita a su espíritu ser completamente de piedra para ser fuerte y dura, evitando así el sufrimiento y poder protegerse de los golpes que el paso del tiempo posteriormente le dejarán.

En la vida de la autora, como en sus obras, afirma Acereda (2005) se entremezclan emoción, sentimiento y reflexión; su poesía es erótica humanamente, busca el amor, tiene vivencias y poesía de su ego angustiado que la enferma, hasta el punto de esperar el final de su vida y terminarla con el suicidio. Mantiene además, desde su poesía tradicional como Tú, que nunca serás, la presencia de rima consonante por medio de cuartetos, en los que se encuentra una narración sublime que resalta los sentimientos de la mujer, desde la experiencia de las relaciones amorosas y el deseo, en las cuales demuestra su intención de manera clara y sincera: “sobre mis manos te sentí divino, y me embriagué. Comprendo que este vino no es para mí, más juega y rueda el dado”(Storni, v. 6-7-8). Además, en medio de paralelismos y sinonimias: capricho de varón/capricho masculino, repeticiones, hipérbatos, metáforas y elipsis al omitir verbos después de la coma, se permite expresar en este poema endecasílabo, las experiencias de las mujeres de su época, ya que como menciona con la palabra “alerta” en el noveno verso: “Yo soy esa mujer que vive alerta, tú el tremendo varón que se despierta”(Storni, v. 9-10), reclama, mediante el uso de ironía en una acusación, los derechos que le han sido negados.
Según Beatriz Sarlo, la escritora argentina “traza un perfil de mujer cerebral y sensual al mismo tiempo, en una complejización del arquetipo femenino, que supera a la mujer sabia, la mujer-ángel y la mujer-demonio” (148). Por esa razón, al llegar a los últimos versos del poema de Tú, que nunca serás, se entiende que a pesar de ella ser consiente de que el hombre quiere algo diferente, decide vivir igual esa experiencia, aunque sufra, ya que lo prefiere antes que no estar junto a él y arrepentirse de no haberlo hecho, aceptando que él la atrae y seduce, de manera que ella no puede evitar sentir y entregarse a aquella emoción que su cuerpo y alma anhelaban. Storni practicaría esta complejización deconstruyendo el poema de amor como género propio de mujeres, en su estereotipado sentimentalismo, transformándolo en “campo de combate, en praxis política” (Muschietti, 93). Las últimas palabras de ¡Adiós!, dejan entrever como la autora se despide de una forma fría, como decidiendo el final próximo de su vida, no sin antes dar a entender la armadura que pueden llegar a construir la igualdad y la muerte para el devenir histórico: “¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! ¡Adiós mi alegría llena de bondad!”(Storni, 23-24).
Explica Eagleton (2010): “Un poema es una declaración moral, verbalmente inventiva y ficcional en la que es el autor, quien decide donde terminan los versos”. Estos poemas hacen pensar sobre la posibilidad de transportarse a los sentimientos íntimos y profundos de las personas que aún siguen presentes, pero que como se mencionó al principio, no perduran para siempre, pues tanto el cuerpo como el alma cambian, crecen, mueren y se plasman en la poesía como la última lágrima en los ojos del ser humano.
Nota de la autora:Si desean conocer más sobre los bellos poemas de la escritora Alfonsina Storni, les recomiendo las siguientes páginas de lectura:
Storni, A. (1918-1920). ¡Adiós!. Recuperado de: https://www.poemas-del-alma.com/adios.htm.
Storni, A. (1918-1920). Tú, que nunca serás. Recuperado de: https://www.poemas-del-alma.com/tu-que-nunca-seras.htm.
Zapata, A.(2014). De una sujeto femenina a una sujeto mujer- crítica. Pedagogías del cuerpo en languidez y ocre de Alfonsina Storni. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/peri/v5n10/v5n10a01.pdf
Eagleton, T.(2007). Cómo leer un poema. Blackwell Publishing Ltd. Mario Jurado (trad.) (2010). Madrid, España: Ediciones Akal, S.A.
González, G.(2015). Reflexiones en torno al discurso poético. Colombia: Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).
Disfruta de la lectura en mi universo de letras.
Y.J. Riveros.
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